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sativa Afk

Afghan Kush

Una índica fuerte con un alto contenido de THC

Afghan Kush es una cepa índica casi 100 % que crece de forma natural en la cordillera de Hindu Kush. La cepa es conocida por su aroma terroso que se mezcla con pinos. Cuando se fuma, el sabor es dulce y parecido al hachís, similar al olor. Los cogollos de la cepa tienen una estructura muy compacta y están cubiertos de una gran cantidad de tricomas. En apariencia, la planta tiene las hojas anchas típicas de las índicas.

Como es una cepa predominantemente índica, afecta mucho más al cuerpo que a la mente. Provoca una fuerte sensación de pereza o somnolencia. Muchos usuarios también la han descrito como una cepa eufórica que les deja felices. Sus efectos suelen ser muy potentes y dar más de unas pocas caladas puede hacer que los usuarios se sientan extremadamente letárgicos. Sus efectos negativos incluyen la habitual sequedad de boca y ojos, paranoia ocasional y mareos.

Gracias a sus fuertes efectos índica, es una cepa que los insomnes utilizan con mayor frecuencia como medicación nocturna. Algunas personas también la usan para ayudar con el estrés y la ansiedad, o como una forma de estimular su apetito. Gracias a su subidón corporal, es una cepa excelente para aliviar el dolor y relajarse.

Originalmente, la Afghan Kush se cosechó para producir un hachís muy potente. Gracias a la naturaleza robusta de la cepa, es una buena opción para los horticultores aficionados. Además, debido a su alto contenido de THC, la producción escasa de los horticultores principiantes puede no ser tan decepcionante. Afghan Kush es bastante resistente a las enfermedades y al moho y se puede cultivar tanto en interiores como al aire libre. La cepa florecerá después de siete u ocho semanas si se cultiva en interiores. Al ser una índica, las plantas son cortas y anchas. Una planta bien desarrollada puede producir hasta 400 gramos por metro cuadrado cuando se cultiva en interiores y de 500 a 600 gramos al aire libre.

 

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